Des­cu­bre el camino hacia una visión níti­da y ojos salu­da­bles. Te com­par­ti­mos 5 con­se­jos para el cui­da­do ade­cua­do de los len­tes de con­tac­to. Esta guía te ayu­da­rá a man­te­ner una visión cla­ra y a dis­fru­tar de la como­di­dad que tus ojos mere­cen. ¡No te pier­das estos fun­da­men­tos para una salud ocu­lar óptima!”

1. Higiene adecuada de manos

Láva­te las manos con agua y jabón antes de tocar tus len­tes de con­tac­to. Ase­gú­ra­te de secar­las con una toa­lla lim­pia y sin pelu­sa para evi­tar la trans­fe­ren­cia de gérmenes.

2. Uso apropiado de soluciones de limpieza

Sigue las ins­truc­cio­nes de tu pro­fe­sio­nal de la salud ocu­lar para el uso correc­to de las solu­cio­nes de lim­pie­za y alma­ce­na­mien­to de tus len­tes. No uti­li­ces agua del gri­fo ni sali­va para hume­de­cer o lim­piar tus len­tes, ya que esto pue­de aumen­tar el ries­go de infecciones.

3. Cumplimiento con el tiempo de uso recomendado

Res­pe­ta el tiem­po de uso dia­rio y la dura­ción reco­men­da­da de tus len­tes de con­tac­to. Si usas len­tes de con­tac­to de uso dia­rio, no los reuti­li­ces, y si son de uso pro­lon­ga­do, sigue las indi­ca­cio­nes de tu pro­fe­sio­nal para su reemplazo.

4. Exámenes regulares y ajustes

Pro­gra­ma exá­me­nes ocu­la­res regu­la­res con tu pro­fe­sio­nal de la salud ocu­lar para eva­luar la salud de tus ojos y ase­gu­rar­te de que tus len­tes de con­tac­to se ajus­ten ade­cua­da­men­te. Un ajus­te inade­cua­do pue­de cau­sar moles­tias y pro­ble­mas visuales.

5. Descanso visual y uso responsable

Da a tus ojos un des­can­so perió­di­co, espe­cial­men­te si tra­ba­jas lar­gas horas fren­te a pan­ta­llas digi­ta­les. Alter­na el uso de len­tes de con­tac­to con gafas para per­mi­tir que tus ojos res­pi­ren. Ade­más, evi­ta dor­mir con tus len­tes de con­tac­to pues­tos, a menos que estén espe­cí­fi­ca­men­te dise­ña­dos para ello.

Estas reco­men­da­cio­nes ayu­da­rán a los usua­rios de len­tes de con­tac­to a man­te­ner una bue­na salud ocu­lar y a maxi­mi­zar la como­di­dad y la efi­ca­cia de su correc­ción visual. Sin embar­go, es fun­da­men­tal que cada per­so­na siga las indi­ca­cio­nes espe­cí­fi­cas pro­por­cio­na­das por su pro­fe­sio­nal de la salud ocu­lar, ya que las nece­si­da­des indi­vi­dua­les pue­den variar.